Ya hemos visto cuáles son los ingredientes que necesitamos para nuestro amuleto de la vuelta al cole o el trabajo. Ahora vamos a configurar nuestro amuleto.

Tomamos 3 piedras pequeñas, una de cada color y las introducimos en un frasco pequeño. Donde quepan justas. Una sobre otra.

Al ser pequeñas, el precio será muy razonable. Pero si tenéis la posibilidad de engarzarlas en un collar, en ese orden, pues adelante.

Ritualizaremos el collar o el frasco en jueves. Este día es para los estudios y la suerte así en términos generales. Conviene tener en cuenta a la luna.

Podemos hacerlo si coincide con un jueves, en luna llena, pero si no coincide, lo hacemos antes de la próxima luna llena.

Las velas que utilizaremos en el círculo de poder, serán de color azul claro. Representan el mar, del cual salió toda la vida de la tierra. Esto implica que contiene la sabiduría del principio de los tiempos.

Montamos en su interior un altar con los 4 elementos y la representación del Dios y la Diosa con una vela blanca y una negra, respectivamente. Si olvidas en qué lugar va cada vela con respecto del norte, recuerda las columnas de La Suma Sacerdotisa de las cartas del tarot.

Una vez tengamos todo en su lugar, nos sentamos frente al altar dentro del círculo de poder y procedemos a cerrar el círculo, invitar a los elementos, al Dios y a la Diosa y nos centramos en comunicarnos con sus respectivas esencias.

Es un ejercicio necesario, introspectivo. Debemos tener la empatía bien desarrollada junto a la intuición, para ser capaces de sentir a estos ‘seres’ de ‘luz’ de los cuales nos serviremos energía suficiente para cargar este amuleto.

Una vez nos hemos comunicado, con respeto y sabiduría, y nos hemos dejado impregnar y bendecir, tomamos el amuleto y lo pasamos por encima de los 4 elementos.

Primero en el norte, donde estará la sal, hacemos tres círculos en el aire sobre su recipiente, siempre en sentido de las agujas del reloj. En la sal se purificará.

Seguimos por el incienso, repetimos en el fuego y terminamos en el agua.

Depositamos el amuleto en el centro de los 4 elementos. Cerramos los ojos y visualizamos un rallo de luz azulada que se integra en el amuleto.

Ahora que la energía se encuentra concentrada en él, ya está listo el amuleto.

Despedimos a los Dioses, luego a los elementos, y finalmente al círculo. Podemos salir y recoger todo, ya que no es un trabajo que necesite quemarse completamente. Podemos guardar las velas para cuando deseemos recargar el amuleto o hacer amuletos de la vuelta al cole y el trabajo, para otras personas.

Parece más largo de hacer de lo que es. Sin embargo, cuando preparamos nuestro círculo de poder y el altar, ya nos empezamos a concentrar en la tarea y a comunicarnos formalmente con los elementos y los dioses, con que la conexión se realiza rápidamente. El acto en sí, nos pone en situación. Cuanto más trabajemos, más fuertemente conectamos y con más rapidez.